La primera documentación que cita la existencia de la población se cifra en el inicio del siglo XI. Justamente es en 1006 cuando se certifica la venta de una viña de propiedad de Guinta a Enardo. Este espacio recibía el nombre de Billanue del Valle de Sos. Posteriormente, en 1017, otro documento señala la compra de este terreno por parte de Enardo a Bonofolio de Sos.
La historia principal de Villanova confluye con la de otros municipios del Valle alto del Ésera, como parada a medio camino entre Castejón de Sos y Benasque. La arquitectura destacada del siglo XVI, centuria en la que se amplia la iglesia de San Pedro y se construyen o mejoran las casas del Señor de Bardaixí, Betrán y Riu, denota una época floreciente para el progreso de Villanova.
La transformación de la sociedad y el avance de los medios perfeccionaron las explotaciones agrícolas de los cultivos tradicionales al desarrollo de otras variedades como trigo, centeno, judías y patatas, además de fomentarse la ganadería de ganado mular, cabrío y lanar, principal fuente de ingresos en el siglo XIX.
El desarrollo del turismo y la mejora de la comunicaciones ha abierto una nueva vía de desarrollo a la población.